Por: Edwin Martinez
En la Ciudad de Nueva York hay al menos 82,000 estudiantes que viven en refugios, en su mayoría latinos, que enfrentan mayores problemas académicos en las escuelas en comparación con el resto de los niños.
Así lo reveló un estudio realizado por el Institute for Children, Poverty and Homelessness (ICPH), que demostró que estos estudiantes no solamente tienen niveles más bajos de desempeño escolar en materias como inglés y matemáticas, sino que además presentan mayor número de ausencias a clases y suspensiones.
Del total de estos menores que viven en albergues de la ciudad y están rezagados en sus estudios, un 86% son hispanos y afroamericanos, y son las escuelas de dos barrios en El Bronx (Fordham y Highbridge) las que albergan la mayor cantidad de estos estudiantes, con un 20%.
Jennifer Erb-Downward, directora de análisis de políticas del ICPH aseguró que la investigación que realizaron demostró que la inestabilidad a la que se enfrentan estos niños los hace quedarse atrás en su desarrollo escolar.
“Hay una cantidad increíble de inestabilidad e interrupciones que enfrentan los estudiantes sin hogar. El resultado de esto se ven reflejado en mayores tasas de ausencias y traslados a mitad de año”, dijo. “Los estudiantes desamparados presentaron ausencias crónicas, perdieron 20 o más días de escuela, casi el doble del promedio de sus compañeros con hogar, y uno de cada cinco estudiantes sin hogar se cambió de escuela a mitad de año”.
Lo alarmante de estos datos es que según la analista el absentismo crónico es uno de los signos más fuertes que predice cómo va a ser el desempeño escolar y las tasas de graduación. “La inestabilidad que los estudiantes sin hogar enfrentan está teniendo un profundo impacto en su educación”.
En materias como inglés y matemáticas, el desempeño de los estudiantes que viven en albergues está entre 12 y 13 puntos por debajo del promedio.
Erb-Downward explicó que los datos arrojados por el estudio deben servir para que la Ciudaddesarrolle programas que satisfagan eficazmente las necesidades de estos estudiantes, pues de no hacerlo las consecuencias van a ser terribles.
“El desamparo tiene un impacto educativo duradero en los niños. Es importante adoptar un enfoque de ciclo de vida de manera que las necesidades de los niños se puedan satisfacer mientras están sin hogar como después de que encuentran una casa”, indicó la experta.
Efectos de vivir en un albergue
Christine Quinn, presidenta del programa de albergues WIN, que el año pasado atendió a 6,600 menores en las 10 sedes que hay en la Gran Manzana, no se mostró sorprendida con los resultados del informe y aseguró que los niños que viven en los refugios tienen situaciones difíciles que inciden directamente en su desempeño escolar.
“Es muy entendible ese comportamiento y viendo esta situación de manera completa, cuando un menor, tal vez presencia hechos de violencia doméstica o consumo de drogas y otras cosas a su alrededor, esas son dificultades que los afectan, incluso en un ambiente estable. Pero si están en un albergue, se vuelven todavía más vulnerables y se entiende su comportamiento”.
La expresidenta del Concejo Municipal dijo además que es necesario que la Ciudad y el Gobierno federal destinen más fondos para fomentar programas educativos en los albergues, que redunde en más logros de los pequeños en sus escuelas.
“Aquí la pregunta que cabe es qué hacer para asegurarnos de que ellos no se queden atrás y la respuesta es enfocarnos más en estos niños, reconocer que forman parte del sistema y que tenemos que ofrecerles educación extra en los refugios, como campamentos de verano, programas después de la escuela y cursos que los ayuden”, dijo Quinn, al tiempo que recalcó que además de ver el desempeño de los menores en los albergues, también hay que crear un programa para seguir monitoreando su avance cuando encuentren hogar.
Estatus migratorio les causa tensión
Otra de las razones que según Quinn incide en el desempeño de muchos estudiantes hispanos que viven en los refugios es su estatus migratorio o el de sus familias, pues esa tensión y los temores de ser deportados pesan.
“Tenemos un número significativo de familias indocumentadas y eso afecta a los niños de diferentes maneras. Las mamás están nerviosas y eso se lo transmiten a los niños. Además es más duro para un indocumentado trabajar y conseguir ayuda de programas de vivienda porque no pueden acceder a ellos al ser promovidos con fondos federales; eso hace que permanezcan más tiempo en los refugios y tarden más en dejar de ser desamparados”, dijo Quinn.
DOE da más recursos
Toya Holness, vocera del Departamento de Educación, manifestó que ese agencia está proporcionando recursos adicionales a las escuelas para que atienden mayor cantidad de estudiantes sin hogar, a fin de cerrar la brecha.
“Los estudiantes en hogares temporales están dentro de nuestras poblaciones más vulnerable y estamos dedicados a asegurarnos de que reciban la misma educación equitativa y excelente que sus compañeros que viven en sus casas de manera permanente”, dijo.
La Ciudad ha invertido $30 millones en la construcción de centros de salud basados en las escuelas, la creación de programas después de clases, y la contratación de personal adicional para proporcionar apoyo dedicado a mejorar el desempeño y la atención de estos menores
Estudiantes desamparados:
- Actualmente se estima que hay 12,750 familias desamparadas en Nueva York.
- En total hay 58,861 personas registradas como desamparados; de ellos 23,207 son niños.
- Han sido destinados por la Ciudad $30 millones a 32 escuelas donde hay más estudiantes desamparados.
- Los distritos escolares 9 y 10, en El Bronx y los vecindarios Fordham y Highbridge tienen la mayor concentración de estudiantes que viven en albergues, es decir un 20%.
- 8,557 estudiantes en hogares temporales ingresaron a escuelas del distrito 10 de El Bronx entre el 2014 y el 2015.
- Un total de 6,899 estudiantes se matriculó a escuelas del distrito 9.